SAN ANTONIO, Texas – El arzobispo de San Antonio, Gustavo García-Siller, se ha pronunciado en contra de las leyes de armas sueltas tras el tiroteo en la Escuela Primaria Robb en Uvalde, donde murieron 19 estudiantes y dos maestros.
El arzobispo, cuya arquidiócesis llega a Uvalde, dijo a los periodistas que “por supuesto” hay una necesidad de reglas más estrictas sobre la posesión de armas, según el Huffington Post.
“¡Por supuesto! ¡Claro! Porque cualquier cosa que pueda estar relacionada con la muerte y la agresión, tenemos que hacerlo, se supone que debemos promover la vida, la vida de las personas”, dijo a los periodistas el miércoles afuera de un auditorio donde el gobernador de Texas, Greg Abbott, estaba dando una conferencia de prensa.
“Es la vida de las personas. Tenemos que ser consistentes en nuestra ética, al menos, como católicos”, agregó García-Siller.
En la conferencia de prensa, Abbott fue confrontado por el demócrata Beto O’Rourke, quien se postula contra Abbott para gobernador.
O’Rourke calificó la tragedia de “predecible” y, señalando con el dedo a Abbott, dijo: “Esto depende de ti hasta que elijas hacer algo diferente. Esto seguirá sucediendo”.
El arzobispo también dijo que hay un problema con la salud mental, especialmente durante una pandemia, pero “las armas han estado en todas las situaciones que hemos presenciado”.
Gustavo García-Siller emitió inicialmente un comunicado el martes por la noche, horas después del tiroteo.
En el comunicado, dijo que “estas masacres no pueden considerarse ‘la nueva normalidad'”.
“La Iglesia Católica llama constantemente a la protección de toda vida; y estos tiroteos masivos son un tema de vida muy apremiante en el que todos en la sociedad deben actuar, líderes electos y ciudadanos por igual”, dijo en una parte de la declaración.
La masacre del martes marcó el tiroteo masivo número 21 en Texas en lo que va del año.
Es el tiroteo escolar más mortífero en los Estados Unidos desde que un hombre armado mató a 20 niños y seis adultos en la escuela primaria Sandy Hook en Newtown, Connecticut, en diciembre de 2012. Es el tiroteo escolar más mortífero en la historia de Texas.
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